De lo chusco: Kelly y el prepucio
Hace casi un año fui al Vor Hal a festejar por vigésima quinta vez, que estaba a punto de firmar un contrato que se negoció por años. Estábamos muy a gusto comenzando la noche cuando empezó alguna canción electrónica que me gusta mucho. Di un salto del banquito periquero en el que con trabajos me había subido, boté el vodka y me puse a bailar. Le dije a Ale y a David que esa rola me gustaba mucho. David, ni tardo ni perezoso, preguntó: “Ah, sí, ¿y cómo se llama?” A lo que yo contesté: “No tengo idea, David, yo creo que las rolas de música electrónica no tienen título y si tienen, sólo se lo sabe el DJ”, me reí. David me dijo, muy seguro de él: “pues yo sí sé cómo se llama”. Ale y yo lo miramos extrañadas. David hizo una pausa, disfrutando el momento y riéndose de nosotras, y contestó: “Éxtasis en el prepucio”. Ale casi se ahoga con el vodka y la carcajada y yo me detenía de la sillita periquera de la cual me había bajado de un salto. Kelly, que estaba en la periquera de junto, me preguntó: “¿De qué se ríen?” Yo, sin poder parar de reírme y con el poco pero profundo conocimiento que tengo de Kelly, la miré y le dije: “De nada, Güera, de nada”. Ale me increpó: “¡Qué mala eres, dile!”. “No, Ale, Kelly no se va a reír porque no sabe qué es un prepucio”. David contestó: “¡Cómo crees! Claro que sabe” y Ale asintió. Entonces les aposté algunos drinks a que Kelly no sabía qué era un prepucio (I know my people). Volteé a mirarla y le dije: “A ver Kelly....”, Kelly se puso en actitud de prestar mucha atención, dio un giro a su periquerita y me miró con carita de “sí dime, ¿en que te puedo ayudar?”, yo continué: “A ver Kelly, ¿qué es el prepucio?”. Kelly automáticamente y con mucha emoción, como quien sabe que tiene la respuesta correcta para ganar en un juego de concurso, contestó: “Un hueso”. Ale y David lloraban de risa. Yo gané unos chupes.
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